¿Puedo tocar el arte digital? Entendiendo la materialidad en el coleccionismo contemporáneo

Una de las primeras objeciones que aparece cuando alguien habla de coleccionar arte digital es: "Pero no puedes tocarlo".

Es cierto. No puedes pasar tu mano sobre la superficie de una ilustración digital como lo harías con un óleo. No puedes sentir la textura del lienzo, ni el peso de una escultura, ni el grosor del papel de una fotografía impresa.

¿Y eso lo hace menos valioso? ¿Menos real? ¿Menos arte?

Para responder eso, necesitamos hablar de algo que el mundo del arte lleva discutiendo desde hace décadas: la materialidad. O mejor dicho, lo que significa que algo sea "material" en el arte contemporáneo.


La materialidad no siempre fue lo que importaba

Desde la década de 1960, el arte conceptual propuso algo radical: que la idea detrás de la obra es mucho más importante que su materialidad. El arte pasó a ser la expresión de un concepto y se deshizo de la necesidad de un soporte físico.

Marcel Duchamp fue el pionero: su famoso urinario (La Fuente, 1917) no valía por el objeto en sí, sino por el gesto de seleccionarlo y declararlo arte. Lo que importaba era la idea, no el objeto.

Después vinieron los performances, donde la obra era una acción efímera que no dejaba objeto físico. Las instalaciones, donde el "material" era el espacio mismo y la experiencia del espectador. El arte conceptual puro, donde la obra podía existir solo como instrucciones escritas, performances o experiencias efímeras.

Todo esto pasó hace décadas. Y el mundo del arte lo aceptó.

Hoy, nadie cuestiona que un performance de Marina Abramović sea arte porque "no puedes tocarlo". Nadie dice que una instalación de luz de James Turrell no es arte porque "es inmaterial".

Entonces, ¿por qué el arte digital sigue recibiendo esa objeción?


¿Qué es realmente la materialidad?

La obra de arte digital posee cualidades inmanentes entre lo material e inmaterial. Lo material refiere a los sustratos tangibles de la obra (dispositivos, pantallas, archivos) y lo inmaterial se refiere a los procesos perceptuales, sensibles o empíricos.

En otras palabras: el arte digital sí tiene materialidad. Solo que es diferente.

Cuando ves una obra digital en una pantalla, hay algo físico: la pantalla, los píxeles, la luz. Cuando la imprimes, hay papel, tinta, textura. Cuando guardas el archivo, hay un disco duro, un servidor, código binario almacenado en algo tangible.

La virtualidad es una forma de realidad tangible e intangible. La potencialidad de la obra no radica en la existencia perenne de su sustrato material, sino que su belleza también está en potenciar sensibilidades y emociones.

No es que el arte digital sea "inmaterial". Es que su materialidad está distribuida de forma diferente.


El arte tradicional tampoco es solo materia

Pensemos en un óleo sobre lienzo. ¿Qué estás coleccionando realmente?

Sí, hay un objeto físico. Pero lo que hace que esa pintura valga $10,000 o $10 millones no es el lienzo ni la pintura. Es la idea, la ejecución, el concepto, la visión del artista, el momento histórico, la trayectoria.

Si alguien replicara exactamente esa pintura con los mismos materiales (un falsificador experto), ¿valdría lo mismo? No. Porque lo que importa no es la materialidad. Es la autenticidad, la autoría, el contexto.

El valor nunca estuvo solo en la materia. Estuvo en lo que la materia representa.


La fotografía pasó por lo mismo

Cuando la fotografía apareció en el siglo XIX, la objeción era idéntica: "No es arte real, es solo una imagen capturada mecánicamente. No hay textura. No hay pinceladas. Cualquiera puede apretar un botón".

Sonaba razonable en ese momento. Pero estaba equivocado.

Hoy, una fotografía de Sebastião Salgado puede valer decenas de miles de dólares. Y lo que comprás no es "el papel fotográfico". Es la visión del artista, el momento capturado, la composición, la edición, la escasez de la edición limitada.

El arte digital está en el mismo viaje. La tecnología cambió, pero la lógica es la misma: no estás comprando píxeles. Estás comprando visión artística certificada y limitada.


El coleccionismo nunca fue solo sobre tocar

Hay coleccionistas que nunca tocaron las obras que poseen.

Tienen pinturas valiosas guardadas en bóvedas climatizadas. Solo las ven en fotos. Las compran como inversión, como patrimonio, como legado.

Otros coleccionan grabados que están enmarcados detrás de vidrio. Nunca tocaron el papel directamente. Y no importa.

Porque el coleccionismo no es sobre tocar. Es sobre poseer, sobre valorar, sobre preservar algo que considerás significativo.

El arte digital funciona igual. Tienes el NFT que prueba que eres el dueño legítimo. Tienes el archivo original. Puedes exhibirlo en pantallas, imprimirlo en fine art, usarlo como quieras.

La experiencia táctil es solo una de muchas formas de relacionarse con el arte. No es la única. Ni siquiera es la más importante.


Las múltiples formas de materialidad del arte digital

El arte digital puede tener materialidad en muchas formas:

1. Impresión física
Puedes imprimir tu obra en papel de museo, en lienzo, en acrílico, en metal. Ahí tienes tu materialidad tradicional.

2. Pantallas y marcos digitales
Puedes exhibirla en un marco digital de alta calidad. La obra cambia, se mueve, respira. Es una materialidad diferente, pero tan válida como cualquier otra.

3. Proyección a gran escala
Puedes proyectarla en una pared completa. Ocupar espacio físico de forma monumental.

4. Realidad aumentada
Puedes verla superpuesta en tu espacio real a través de tu dispositivo móvil. Interactuar con ella en tu propia casa.

5. El archivo digital mismo
El archivo tiene peso, ocupa espacio en un disco duro, existe en servidores físicos. No es "inmaterial" en el sentido literal.

La pregunta no es "¿puedo tocar el arte digital?". La pregunta es: "¿En cuántas formas puedo experimentarlo?"

Y la respuesta es: muchas más que el arte tradicional.


Lo que importa al final

Las obras de arte son objetos en primer lugar, y la materialidad precede a las imágenes que transmiten. Pero eso no significa que la materialidad sea lo único que importa.

Cuando coleccionas arte, estás coleccionando:

  • Una visión artística única
  • Un momento creativo específico
  • Una pieza con valor cultural
  • Un objeto (físico o digital) que tiene significado para ti
  • Una inversión en talento y creatividad

La materialidad es solo el vehículo. No es el arte en sí.

La pregunta equivocada

"¿Puedo tocar el arte digital?" es la pregunta equivocada.

La pregunta correcta es: "¿El arte digital me mueve? ¿Me dice algo? ¿Quiero que forme parte de mi vida?"

Si la respuesta es sí, entonces la materialidad (o la falta de ella) es irrelevante.

Porque al final, todo arte —digital o tradicional— existe en dos lugares:

  1. En su forma física o digital (el soporte)
  2. En tu mente y tu experiencia (lo que realmente importa)

Y ese segundo lugar nunca tuvo que ver con tocar.


Entonces, ¿puedes tocar el arte digital?

Sí. Si lo imprimes.

No. Si lo dejas en formato digital.

Pero esa no era la pregunta real, ¿verdad?

La pregunta real era: ¿Es menos valioso el arte digital porque no siempre tiene presencia física táctil?

Y la respuesta, después de décadas de arte conceptual, performances, instalaciones efímeras, y todo lo que el arte contemporáneo nos enseñó, es clara:

No. Para nada.

El arte no vive en lo que tocas. Vive en lo que significa.

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